Estados Unidos siempre se ha caracterizado por el gran tamaño de sus coches. Te contamos las razones detrás de esta afición
Todos los hemos visto. Esos grandes Dodge, esos armatostes con cuatro ruedas que circulan por las extensas carreteras del continente americano. Aunque no hayamos tenido la oportunidad de visitar Norteamérica alguna vez, seguro que hemos visto alguna superproducción de Hollywood y nos hemos preguntado por qué un chaval de 20 años tiene la imperiosa necesidad de conducir un vehículo de esas proporciones y, sobre todo, por qué siempre encuentra sitio para estacionarlo cómodamente.
Las razones que se esconden detrás de esta costumbre son diversas. La primera y más elemental es la propia configuración geográfica de Estados Unidos. La historia americana cuenta cómo el país se concibió a fuerza de los afanes expansionistas de muchos de sus presidentes y cómo las grandes extensiones de territorio y la voluntad de llegar un paso más lejos en el mapa se impuso sobre todas las demás.
Así, la mayoría de ciudades, especialmente las del Oeste, siguen un dibujo muy similar: un centro neurálgico de oficinas rodeado de una gran zona residencial donde se extienden kilómetros y kilómetros de avenidas circunvaladas por carreteras igualmente extensas en las que los vecinos pueden aparcar sin dificultades. De esta forma, exceptuando las metrópolis del Este como Nueva York o Boston, la ausencia de congestiones en el tráfico permite circular con coches más grandes de lo normal.
El segundo motivo es el irrisorio precio del combustible en comparación con otros países de Europa. Los fabricantes americanos como Ford no tienen inconveniente en fabricar automóviles mucho más grandes que consuman grandes cantidades de combustible, puesto que este es extremadamente barato por su rápida adquisición en el continente.
Una cuestión cultural
Por supuesto, el verdadero motivo también se explica por una cuestión cultural. Estados Unidos siempre ha sido un país de carreteras, en el que han predominado profesiones como la de camionero. La mayor parte de la población ansía sacarse lo más rápido posible la licencia de conducir para recorrer de punta a punta el país, para visitar a sus familiares que viven en un estado lejano o similar.
Por esto son muy habituales los viajes al estilo carretera y manta, en los que se introducen un par de maletas en el maletero de un pickup y se conduce sin rumbo fijo, parando en bares de carretera a devorar algún bocadillo hasta llegar a donde la música de la radio del coche lleva el conductor.
